viernes, 18 de mayo de 2012

Tormenta bajo techo


"En verdad, es en la oscuridad donde uno encuentra la luz, de modo que en el corazón de la congoja la luz está más cerca de nosotros." Meister Eckart


Hoy les voy a contar un cuento. 


Una noche lluviosa, húmeda, con rayos y truenos; Alma estaba sentada en la ventana de su cuarto admirando el bosque y el cielo que se prendía e iluminaba todo cuando un rayo se dibujaba en la oscuridad. 

A sus pies estaba su fiel compañero Nieve, un hermoso husky siberiano de color blanco con gris, ojos profundos de diferentes colores, uno marrón y otro azul agua. 
Mientras estaba admirando la magnífica creación de la naturaleza estaba agradecida por estar resguardada y abrigada. Se sintió inspirada por ese espectáculo que estaba presenciando y tomó un papel, un lápiz y se puso a dibujar lo que veía, los árboles mojados por la lluvia, las montañas húmedas y el cielo gris con pequeños rayos de luz que alumbraban ese bosque. Veía colores en el aire y plasmaba lo que le transmitía esa tormenta que podía ver desde afuera. 

En ciertos momentos se sobresaltaba por que el sonido de un trueno retumbaba en su cuarto y repercutía en su cuerpo. 
Sintió que era momento de ir a descansar, se acostó en su cama y Nieve la acompañó, se puso a sus pies como solía hacerlo siempre. 

La tormenta fue calmándose mientras ella dormía profundamente. Cuando estaba por amanecer ella percibió que la tormenta había cesado, pequeños rayos de sol empezaron a entrar por su ventana. Se levantó de su cama, tomó una cobija para abrigarse y se volvió a sentar en la ventana a admirar el amanecer. El sol surgía del horizonte trayendo consigo un nuevo día. Veía como la neblina iba despejándose permitiendo ver ese paisaje mojado que empezaba a secarse y a tomar color otra vez.

Nieve, desde la cama, veía a Alma y sentía cómo la vida corría por sus venas y la esperanza brotaba desde su corazón transmitiendo a todo su cuerpo y a cada célula. La admiraba, la quería por su corazón puro y sincero. 

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