Era un baile en una pradera, un día soleado
con pájaros cantando y ríos corriendo.
Descubría a cada paso algo nuevo y hermoso.
Me conectaba con cada ser vivo del lugar.
Todo estaba en armonía, el sonido de una cascada me relajaba,
me transportaba a un sitio de absoluta paz.
Los colores invaden mi alma y se manifiestan en el papel,
me muestran un camino.
Me permiten ver lo que no es visible para mis ojos.
Me conecto con mi esencia y me dejo fluir.
Las respuestas están ahí, siempre han estado.
La confianza invade mi ser, mi cuerpo y mi alma.
Estoy segura de que estoy donde me corresponde.
Mi camino se va revelando frente a mi, a cada paso.
Suelto, fluyo, confío.
Agradezco y me siento feliz.
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